La Cata de Té es Cuestión de Práctica

la cata de té es cuestión de práctica
photo credit: vociferous. Genmai Cha via photopin (license)

Al igual que con el vino, a muchas personas les interesa poder mejorar su capacidad para catar el té.

Desafortunadamente, convertirse en un experto catador de té no es algo que se pueda lograr rápidamente.

Primero que todo, es cuestión de práctica. La teoría nos puede guiar hasta cierto punto, pero después las palabras son insuficientes para describir una intensidad específica de un sabor o aroma, por ejemplo.

Yo considero que es más importante tomar té seguido que leer todos los libros sobre té.

No se necesita ser un experto catador para disfrutar del té

Cuando empecé a tomar té verde, lo primero que me llamó la atención fue el genmaicha. No es el té de mayor calidad, pero es muy fácil de tomar y así entré al mundo del té japonés.

A muchos les pasa igual. Los tés más finos y costosos no siempre son aptos para paladares de principiantes. Se tiene que empezar por algo que a uno le guste.

Además, la cata profesional de té es diferente a tomar un té por placer. Por ejemplo, en la cata profesional japonesa se utiliza siempre agua hirviendo, aún si es un té que normalmente no sea de agua hirviendo.

En Japón, lo que un catador profesional está buscando es más que todo defectos en el proceso o en el cultivo. Es algo mucho más avanzado que lo que necesita un entusiasta del té.

Lo más importante es tomar té seguido

Al principio basta con concentrarnos en la apariencia, aroma y sabor del té que vamos a tomar. Puede que todo nos sepa a lo mismo, pero hay que perseverar.

Con el tiempo, nos familiarizamos con cada tipo de té y empezamos a detectar y a buscar cosas específicas en nuestros tés preferidos.

Pero ahí no acaba todo, porque para poder mejorar hay que ir más allá de nuestro té favorito. También debemos compararlo con tés parecidos, por ejemplo de diferentes regiones o diferentes variedades de la planta del té, etc.

Y es ahí donde nos damos cuenta de que es muy difícil adquirir experiencia en todos los tés del mundo porque la variedad es demasiado amplia. Yo mismo no he probado todos los tés del mundo (ni siquiera todas las variedades de la planta del té en Japón), y aún si lo lograra no me alcanzaría la vida para poder dominarlos todos al mismo nivel.

Como prefiero tomar té verde la mayoría del tiempo, naturalmente tengo menos experiencia con los otros tipos de té.

Un ejemplo es el té amarillo, el cual sólo he probado un par de veces, lo que significa que en general soy incapaz de determinar si un té amarillo es de buena calidad o no.

Con el tiempo veremos que nuestro paladar va cambiando, y encontraremos qué nos gusta y qué no. Al mismo tiempo, vamos a darnos cuenta de que podemos determinar la calidad de manera más precisa para los tipos de té que tomamos más seguido.

Publicado en Opinión.