Similitudes entre el Té y el Vino

similitudes entre el té y el vino
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En Occidente aún sigue desarrollándose la cultura del té, mientras que la del vino ya es un fenómeno mundial.

Falta tiempo para que llegue el día en el que un restaurante nos ofrezcan una carta de té de buena calidad (que no sea en bolsita) y variedad, pero indudablemente vamos por ese camino.

Estas son cuatro razones por las que el té es muy parecido al vino:

El aspecto social

El vino es siempre bienvenido en las celebraciones, los eventos especiales y las cenas románticas.

El té también es una bebida social, pues cuando se sirve demuestra hospitalidad. Esto lo vemos en la ceremonia japonesa del té y en el afternoon tea inglés.

Cuando se tiene un té muy fino, muchos pensamos en compartirlo con personas cercanas.

Gran variedad

Así como hay un gran número de diferentes vinos en el mundo, es muy difícil que alguien haya probado todos los tés de cada región del planeta.

Tenemos cinco diferentes tipos de té en general: verde, blanco, azul, negro, amarillo y oscuro. Pero ahí no termina todo porque también hay diferentes procesos, formas de cultivo, y variedades de la planta del té, entre otros.

De la misma forma que un vino Pinot Noir es muy diferente a un Malbec, no es lo mismo un té hecho con la variedad Yabukita que con la variedad Longjing #43.

Terroir

Este término de origen francés se utiliza para denotar a las particularidades de una extensión geográfica.

Si tomamos unas plantas de té de un sitio y las plantamos en otro diferente, el sabor del té también cambia.

Al igual que en el mundo del vino, en el té la región productora importa mucho. El terroir es uno de los aspectos que determinan el precio, si no el más importante.

Degustación

No solo existen las catas de vino, también hay catas de té.

El té se debe preparar de la forma adecuada para luego examinar el color, aroma, y sabor.

Las dos bebidas exhiben dulzura, astringencia, cuerpo, y diferentes tonos de sabor. Un té puede tener tonos frutales, marinos, florales, amaderados, etc.

Una vez que empiezas a detectar estas características, es cada vez más fácil darte cuenta de lo similar que son el vino y el té.

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